viernes, 9 de marzo de 2012

LA SOMBRA DE MARTIN LUTHER KING, SIGUE SIENDO ALARGADA...

Latinos marchan tras los pasos de Martin Luther King
FUENTE: Valeria Perasso/ BBC Mundo, Asuntos Hispanos

Última actualización: La marcha repite un viaje icónico de la lucha por los derechos civiles en EE.UU.
El 7 de marzo de 1965, un grupo de manifestantes cruzó el puente Edmund Pettus, sobre el río Alabama, en camino hacia Montgomery -la capital de este estado sureño de Estados Unidos- para reclamar por sus derechos de voto.
No llegaron a destino: la protesta tuvo su final abrupto en el llamado Domingo Sangriento, cuando la policía reprimió a los manifestantes con bastones y gases, interrumpiendo un reclamo pacífico encabezado mayormente por afroamericanos, entre ellos el líder Martin Luther King.
Cuarenta y siete años después, organizaciones civiles y ciudadanos comunes repitieron el camino: salieron de Selma y llegaran este viernes a Montgomery, emulando la caminata histórica que se convirtió en un momento clave de la lucha estadounidense por los derechos civiles. A mediodía, celebraron un mitín frente al Capitolio estatal.
La razón, esta vez, es alzar la voz ante las políticas contra la inmigración indocumentada, que han hecho de Alabama un bastión tras la aprobación de la ley HB56, considerada la más estricta del país.
Y en la cruzada, afroamericanos e hispanos caminan juntos, los dos grupos con mayor presencia en una multitud que –según estimó la policía- supera las 3.000 personas.
"Hacemos la conexión entre lo que pidieron los afroamericanos en los ’60 y la realidad de las minorías hoy, frente a leyes anti-inmigración que son una violación a derechos individuales básicos"
Brent Wilkes, director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC)
"Es un evento histórico en el que las comunidades se han unido. Hacemos la conexión entre lo que pidieron los afroamericanos en los ’60 y la realidad de las minorías hoy, frente a leyes anti-inmigración que son una violación a derechos individuales básicos", dijo a BBC Mundo Brent Wilkes, director de la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC, en inglés), que camina con los manifestantes.
La lucha de 1965 materializó sus éxitos en la Ley del Voto, aprobada por el Congreso ese mismo año tras la presión social que originó la marcha Selma-Montgomery.
Los organizadores del evento de 2012 buscan el mismo efecto: generar una respuesta de los legisladores ante lo que consideran una "criminalización" de los inmigrantes sin papeles y ante las nuevas leyes de votación aprobadas recientemente.
Carnet de voto
La normativa sancionada en Alabama, conocida como "Voter ID law", establece que los votantes deberán presentar una identificación emitida por el estado a la hora de sufragar, mientras que antes se aceptaban otros documentos -como boletas de servicios hogareños- a las que incluso indocumentados tienen acceso.

Los manifestantes se oponen a varias propuestas de ley que consideran discriminatorias.
Luego de su sanción, en 2011, otra docena de estados ha adoptado medidas parecidas.
Según los críticos, estas propuestas son injustas con las comunidades hispana y afroamericana, en las que muchos carecen de tal identificación.
Y aunque la ley no entrará en vigor sino hasta 2014, las organizaciones sociales aseguran que ya se ha notado una merma en el registro de nuevos votantes.
La menor participación de estos grupos, señalan, quitará poder de influencia a unos 5 millones de personas, potenciales interesadas en participar en los procesos electorales.
Para los organizadores de la marcha, encabezados por el reverendo Al Sharpton, se trata de "la mayor afrenta a la Ley del Voto desde que ésta entró en vigor, hace 47 años" y convierte a muchos integrantes de minorías en ciudadanos de segunda clase.
"Estas estrictas leyes de identificación de votantes claramente han sido diseñadas para quitarle poder a los pobres, la gente de color"
Al Sharpton, Red de Acción Nacional
"Es increíble que casi 50 años después de esa legislación histórica nos encontremos otra vez bajo ataque… Sin ninguna legitimidad, los estados están aprobando estas estrictas leyes de identificación de votantes que claramente han sido diseñadas para quitarle poder a los pobres, la gente de color", escribió el líder de la marcha y presidente de la Red de Acción Nacional (NAN, en inglés) en su columna "Black Voices".
Pero no sólo la nueva legislación electoral es objeto de rechazo, sino también la más amplia HB56, aprobada en 2011.
Más severa que otras normas anti-inmigración –como las que rigen en estados como Georgia o Arizona-, la Ley de Alabama establece, por ejemplo, que la policía puede pedir identificación a quien es requisado por una infracción de tránsito, o que las autoridades deben verificar el estatus legal de un individuo para trámites como registrar un vehículo o anotar a un niño en la escuela.
Algunas porciones de la HB56 permanecen suspendidas por decisión de la Justicia y, este jueves, una corte federal de apelaciones bloqueó temporalmente otras dos secciones.
"Las restricciones de los años 60 eran abiertas y el racismo era descarado, ahora las estrategias son mucho más sutiles. Nadie dice que es racista y no quiere que las minorías voten, pero el efecto es el mismo: le quitan participación y representación a los grupos que en pocas décadas serán la mayoría del país", afirmó Wilkes.
Voces críticas
Para los grupos conservadores que ven con buenos ojos el rumbo que ha tomado Alabama, la recreación histórica de la marcha Selma-Montgomery en 2012 representa una "trivialización" de la lucha por los derechos civiles del pasado.

Muchos de los latinos que marcharon eran jóvenes preocupados.
La Federación para la Reforma Migratoria Estadounidense (FAIR, en inglés), un grupo que se define como defensor de los intereses nacionales y se opone abiertamente a cualquier amnistía, catalogó de "farsa mediática" a la manifestación.
"No tiene nada en común con la lucha noble de quienes hicieron el recorrido en 1965. El objetivo de los que participan en 2012 es el rechazo de la HB56, la nueva ley de Alabama destinada a desalentar a los inmigrantes ilegales de instalarse o permanecer en el estado. La ley no afecta a los individuos basándose en su raza o su etnia, sino más bien basándose en sus acciones: la de violar conscientemente la legislación migratoria estadounidense", expresó Frank Morris, miembro del directorio de FAIR.
Según señala, la legislación vigente hace casi cinco décadas representaba una opresión de los afroamericanos, mientras que la actual normativa migratoria existe con un "propósito legítimo de proteger el interés fundamental de todos los estadounidenses" y de evitar el desempleo entre los residentes legales, por el que Morris responsabiliza en parte a los inmigrantes indocumentados.
"No tiene nada en común con la lucha noble de quienes hicieron el recorrido en 1965. El objetivo de los que participan en 2012 es el rechazo de la HB56, la nueva ley de Alabama destinada a desalentar a los inmigrantes ilegales de instalarse o permanecer en el estado "
Frank Morris, miembro de FAIR
En distintos espacios de la sociedad y la política, la caminata ha renovado el interés por el que fuera un momento simbólico de la historia estadounidense del siglo XX.
La marcha Selma-Montgomery no fue una, sino tres: dos veces la empezaron y la suspendieron los activistas afroamericanos que lideraban la caravana a lo largo de la ruta 80.
La primera fue la que dio paso al Domingo Sangriento. La última, diez días después, fue la que logró llegar a destino: un final de camino que, con otras voces y otros reclamos, se repetirá este viernes en Alabama.

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