Fuente: el diario montañés/CANTABRIA
La asociación ecologista Arca abogó ayer por «una nueva cultura del agua», basada en «la conservación de sus ecosistemas, el ahorro, la reutilización y la gestión de la demanda», pues «el agua debe ser considerada como un bien escaso» y su oferta «no puede ser ilimitada».
Según explicó ayer a este periódico Agustín Gómez del Campo, integrante de la asociación ecologista promotora del recurso contra el bitrasvase Ebro-Besaya, «lo único que parece guiar la acción de los responsables políticos de esta región es licitar proyectos lo más caros posibles y alimentar el apetito insaciable de las grandes empresas constructoras, cuando los primeros pasos debieran ir dirigidos a cuestiones como terminar con los vertidos contaminantes, evitar los incendios y la erosión, reforestar las cuencas altas (un bosque se comporta como un pantano y no tiene efectos secundarios), restaurar sotos y riveras fluviales y detener la dramática expansión del eucalipto».
«Reparar las obsoletas redes de conducción de agua, terminar con la especulación urbanística en la franja costera y su asociación a elementos como piscinas o campos de golf, sustituir el actual modelo de depuración de aguas residuales por otro que prevea la reutilización del caudal, llevar a cabo permanentes campañas en favor del ahorro doméstico, agrícola e industrial e implantar un recibo por el suministro que incentive un consumo responsable y que penalice el derroche» son, a juicio de Gómez del Campo, otras de las iniciativas que el Gobierno de Cantabria debiera adoptar en relación con su política del agua.
En cuanto al proyecto en sí, Gómez del Campo recuerda que «como es habitual, nuestras llamadas al diálogo no tuvieron respuesta y el Gobierno apostó por imponer el bitrasvase».
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