lunes, 28 de febrero de 2011

ÉSTE ES LE VERDADERO PROBLEMA....

Y ahora, ¿dónde tiramos el plutonio?
En zonas como Palomares, Flix y Huelva, tres lugares con altos niveles de contaminación radiológica o química, el problema no es tanto cómo llevar a cabo el proceso de limpieza sino el destino final que se dará a los residuos.
FUENTE: DIARIO DE CÓRDOBA/MARIA JESUS IBAÑEZ BARCELONA 
El plutonio de Palomares, los lodos tóxicos del embalse de Flix, los fosfoyesos de la marisma de Huelva... Tras años de silencio, de mirar demasiadas veces hacia otro lado, las autoridades españolas han empezado por fin a abordar algunos de los casos de contaminación química y radiológica más flagrantes de la península. En mayor o menor medida, ya se sabe cómo se procederá a la limpieza de las áreas afectadas. Lo que no está en absoluto claro es cuál será el destino de los residuos. ¿Dónde vamos a meter las sustancias altamente tóxicas que van a ser extraídas? ¿Se incinerarán, como ocurrió con el chapapote del Prestige? ¿O volverán al lugar de donde salieron, como los metales de las minas de Aznalcóllar que contaminaron Doñana?
Palomares
En la localidad almeriense, el desierto de Nevada, en EEUU, se perfila como opción.
Ecologistas, Gobierno, la comunidad científica y las administraciones locales coinciden en que corresponde a Estados Unidos hacerse cargo de los 6.000 metros cúbicos de tierras contaminadas --unas 12.000 toneladas de material radiactivo-- que queden tras el proceso de limpieza de los suelos de Palomares. Fue ese país, en definitiva, el que dejó allí el plutonio en 1966, al caer cuatro bombas atómicas en un accidente aéreo. "No existe ningún lugar en toda España preparado para acoger semejante volumen de residuos radiológicos", explica el alcalde de Cuevas del Almanzora y senador del PP, Jesús Caicedo. ¿Ni el futuro almacén temporal centralizado, el ATC? "No, ni el silo nuclear, que es una instalación destinada a materiales de actividad alta y media", agrega. "Tampoco se trata de que el problema se traslade a otro punto de España", concluye el edil. El Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), que el pasado miércoles mostró las fincas afectadas a una delegación norteamericana, confía en que el plutonio acabe en EEUU. "Tienen infraestructuras perfectamente preparadas en lugares como el desierto de Nevada", sugiere Igor Parra, de Ecologistas en Acción.
Huelva
La solución más fácil: una capa de arena. Tras nueve lustros de actividad y siete años de intensa batalla judicial, el Tribunal Supremo ha puesto fin esta semana --la sentencia data del pasado martes-- al "caso de contaminación más grave que se estaba dando en Europa", según definición de la propia Comisión Europea. Los jueces han anulado definitivamente, y sin posibilidad de nuevos recursos, la concesión de que gozaba la química Fertiberia para depositar restos de fosfoyeso en las marismas del río Tinto, en la mismísima ciudad de Huelva. Los ecologistas calculan que hay unos 120 millones de toneladas de sustancias radiactivas (procedentes del óxido de uranio que se encuentra en la roca fosfórica utilizada en la producción de fertilizantes) conviviendo a escasos 500 metros de casas habitadas.
Las balsas de fosfoyesos dejarán de incrementar su tamaño, pero ni el Gobierno español ni la Junta de Andalucía han previsto una retirada de los residuos. "Van a recubrirlos con arena y listos", denuncia Julio Barea, responsable de la campaña de Aguas de Greenpeace. "A diferencia de Flix, en el caso de las marismas de Huelva no ha habido ni voluntad política, ni presupuesto, ni consenso social", lamenta Barea.
Flix
Se destinarán 223 millones de euros para limpiar el Ebro. Hace un año, la empresa estatal Acuamed entró en el embalse de Flix, en la provincia de Tarragona, para ejecutar los trabajos previos a la extracción de 800.000 metros cúbicos de lodos y gravas altamente tóxicos acumulados durante décadas de vertidos de la fábrica Erkimia, actual Ercros. Una actuación de descontaminación declarada de interés general, prioritaria y urgente que precisará de una inversión de 223 millones de euros.
La limpieza propiamente dicha empezará a principios del 2012 con la succión de los fangos cargados de metales pesados, compuestos organoclorados y elementos radiactivos que yacen en el pantano. Tras someterlos a tratamiento, los lodos serán transportados en camiones y depositados en un vertedero industrial, el del Racó de la Pubilla, una instalación ya existente en Cataluña, ahora ampliada, y que está situada a pocos kilómetros de las aguas contaminadas. Previamente, el agua habrá sido tratada y los lodos, secados y sometidos a un proceso de desorción térmica, oxidación y estabilización. Los radionucleidos recibirán tratamiento específico.

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