martes, 14 de diciembre de 2010

ENTREVISTA REALIZADA A GABILONDO

Entrevista a Iñaki GabilondoFUENTE: MUJER ACTUAL.

Iñaki Gabilondo lleva más de treinta años como profesional de la radio. Nació en San Sebastián en 1942, y desde niño sintió fascinación por este medio, al que tenía claro que quería dedicar su vida. Se licenció en la Escuela de Periodistas de Pamplona y pronto comenzó a ocupar puestos directivos en la Cadena SER y en Televisión Española. Sin embargo, tendrían que pasar catorce años para que el periodista bajara de los despachos para ponerse delante de un micrófono. Su brillante trayectoria como locutor y presentador le ha situado en el liderato de audiencia permanente. Muestra de ello son el conjunto de premios y galardones que le han sido concedidos, entre los que destacan cinco Ondas y la Antena de Oro que concede la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión. A pesar de ello, el éxito no se le ha subido a la cabeza, Iñaki Gabilondo sigue trabajando duro y sintiendo esa misma pasión por hacer bien su trabajo desde el primer día.


E. RODRÍGUEZ / UNO-CONTENIDOS
Hoy por hoy lleva en emisión desde 1986 ininterrumpidamente. ¿Cuál es la clave para que el programa se mantenga durante catorce años en antena con una audiencia en la actualidad de más de dos millones de oyentes?
La SER, lo digo en serio, la estructura de la empresa es la primera clave del éxito; luego está el equipo que me rodea, aportador, positivo y cualificado. Y por último, supongo que también influirá mi propio valor profesional.
Siempre tuvo claro que quería trabajar en la radio ¿Qué era lo que le atraía de este medio?
Bueno, pues que era el único medio, entonces no había televisión, la radio me fascinaba, al igual que a todos los niños de mi generación. La diferencia es que yo tuve la perseverancia necesaria para dedicarme a ello. La radio era la gran ventana al exterior.
¿Qué escuchaba usted de niño? ¿Cuáles fueron sus puntos de referencia radiofónicos?
Casi todo: los partidos de fútbol que narraba Matías Prats, los programas de la SER, Pepe Iglesias, el Zorro, el teatro del aire...
Durante su primera etapa como profesional del periodismo usted ejerció cargos directivos en la cadena Ser y también en televisión para, posteriormente, pasar a ejercer de locutor y presentador. ¿Por qué tardó tanto en ponerse delante de un micrófono, siendo ésta su vocación de niño?
Este oficio uno no lo dibuja y lo traza como resultado de su única voluntad, primero trabajas donde te colocan, a mí me pusieron muy joven al frente, pensaban siempre en mí para tareas de tipo directivo.
Usted ha estado presente desde el medio radiofónico en acontecimientos fundamentales de nuestra historia ¿Cuáles de esos acontecimientos vivió con mayor intensidad?
La muerte de Franco y el comienzo de la transición. Por aquel entonces yo era el director de "Hora 25" y, por ejemplo, resultó muy fascinante entrevistar a Santiago Carrillo. Otro acontecimiento que viví intensamente fue el golpe de Estado de Tejero. Yo entonces era director de informativos en televisión. También recuerdo el juicio de Burgos, estaba en Radio San Sebastián de director. Y las noches electorales... desde que murió Franco las he hecho todas.
Usted ha reconocido no ser competitivo y que no tiene esa pasión por ser el número uno en su profesión. ¿Cómo se lleva eso cuando, diariamente, su programa está sometido a la pugna por el liderato de audiencia?
Bueno, he dicho que no soy muy competitivo, pero sí competitivo normal, a un nivel razonable. Me excita hacer mi trabajo lo mejor posible, pero la competitividad no es un motor muy importante para mí. Esto no quiere decir que me importe lo mismo ganar que perder.
¿Cómo le afectan los índices de audiencia? ¿Es este un factor decisivo a la hora de seleccionar los contenidos de su programa?
En ese sentido no, los índices me van muy bien en los últimos años. De todos modos, haciendo la mañana en la SER es muy poco probable que no estés entre los primeros. Yo no hago los programas pensando en los índices, el programa tiene que buscar un público amplio, pero con contenidos aportadores, con interés, que no den vergüenza, ni me den vergüenza. En ningún caso trataría los contenidos basura... no dedicaría ni un solo minuto a los parásitos sociales.
Pío Cabanillas ha manifestado estos días que “Los medios no deben buscar el poder (...) En la medida en que la información es vista como un poder, pierde toda posibilidad de ejercer el control social de los tres poderes clásicos del Estado”. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Él lo dijo en un contexto más amplio, yo creo que lo peligroso es reclamar el poder desde la acción informativa, pero indudablemente ésta produce un cierto poder en la sociedad. Lo que me parece inadecuado es hacer cualquier cosa para conseguir el poder político.
¿Cuál es, a su juicio, la función que debe perseguir el periodismo?
Debe informar y actuar como un sistema de vigilancia intensiva de la sociedad, de todos los poderes, incluido el suyo.
Ha recibido en cinco ocasiones el premio Ondas, también ha sido galardonado con el Ortega y Gasset de radio y el premio Antena de Oro. ¿Son los premios una motivación para continuar con el trabajo que lleva a cabo? ¿Cómo le influyen?
Siempre te hacen ilusión, cada premio te entra por un registro distinto. Por ejemplo, el Tambor de Oro de San Sebastián me llegó al corazón, al igual que la Medalla de Oro de Andalucía. El premio Ondas, los premios que concede la Asociación de la Prensa, te halagan, pero también te dan una mayor responsabilidad. En general los premios me hacen ilusión y, cuando llegan, los agradezco. Todos te responsabilizan más.
¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra el informador hoy en día para realizar su labor?
Primero, la propia limitación del informador y, segundo, la atropellada aceleración con que se trabaja en un asunto que es cada vez más complejo, sin tener capacidad de estudiar con algún matiz los hechos que hay que comentar. Yo creo que la verdad se encuentra en los matices.
¿Es posible mantener una ética profesional y servir a los intereses de la empresa a un tiempo?
Sí, mantener la ética profesional no significa dejar de estar en sintonía con los principios de la empresa. El trabajador y la empresa tienen que vivir una relación de razonable independencia, la empresa puede tener gran seriedad profesional y querer hacer rentable un trabajo decente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario