lunes, 18 de abril de 2011

NO ABANDONEMOS AQUELLO QUE HA SIDO SIEMPRE NUESTRO.

ARTÍCULO DE JORGE HERNÁNDEZ, nos lo envía la amiga CAROLINA IBOR.

En el corredor del Ebro, Zaragoza ha abandonado la huerta. En los años 1990 a 2000 el modelo alimentario aragonés  habia girado de una economía agraria hacia una economía ganadera intensiva con gran aptitud transformadora-exportadora en un ciclo global de alimentación. Las materias primas se traen de América y las carnes se exportan hacia europa a precios bajos. Aragón y el Noroeste peninsular, se ha convertido en una extensa red franquiciada de las multinacionales cerealistas y de la proteína. Ese proceso se ha visto favorecido por la alianza intensivista basada en la ampliación del regadío extensivo y las importaciones de materias primas para la fabricación de piensos. Y eso explica también la reacción visceral de determinados sectores del flanco nororiental español en favor de los transgénicos y la represión formal de todo cuanto se oponga a dicho plan "genial y maestro" que se puede venir abajo en el momento en el que los especuladores nos eleven los precios de las materias primas. Algo que no sería de extrañar, dado el entrelazamiento de intereses entre el campo de las compañías energéticas y los biocombustibles. Algo que se reduce a energía sintetizada por la función clorofílica de las plantas. (El Petróleo y el gas es la energía solar sintetizada por las plantas hace millones de años y que deja como efecto la movilización a corto plazo de enormes masas de CO2 absorbidos en el pasado por masas boscosas). Algo que se obvió en la película Food Inc, que ya denunciaba un modelo basado en las subvenciones al maiz y la soja como pivotes de un sistema alimentario estandarizado, vertical y concentrado en manos de un poder oligopolístico que domina la alimentación de EEUU y de una buena parte del mundo desarrollado.

El Noroeste español abandonó su antigua riqueza hortícola, que hizo que el CRIDA 03 y posterior CITA de Aragón tuviera uno de los bancos de germoplasma (semillas) de hortícolas más importantes de España. Y es curioso que el paralelismo entre Bolonia y Zaragoza se rompiera, como centros de contratación de zonas hortícolas que tenían una gran importancia en el campo de la horticultura europea. Bolonia continua y Zaragoza ha transferido dicho poder a la horticultura almeriense, en la que se prevee un triste final, acosado por los menores precios de la mano de obra del Sur africano. Por lo que se ve, siempre hay un Sur más salvaje en el que explotar al ser humano en una de las actividades en las que el personal de recolección no es educado en la destreza y cualificación. Y algunos empresarios expañoles ya han ido  hacia el Sur en busca de esa explotación inhumana y salvaje de una mano de obra poco cualificada asociado a una ingeniería avanzada y capital intensivo (A ese modelo es lo que la terminología industrial llama modelo fordista de producción).

En el año 2006, el CERAI, en unión del Comité de Agricultura Ecológica, el Centro de Investigación y Tecnología Agrolimentaria de Aragón y Slowfood, presentaban el proyecto Ecoalmunia.net de revitalización de la Huerta del Ebro y sus afluentes. Y lo hacía, al margen de la administración, entendiendo que sería la sociedad civil quien podría romper con ese modelo alimentario ajeno a los intereses ciudadanos y estratégico naturales de España. Desde entonces, el CERAI ha realizado 6 cursos de formación anuales a personas que desean retornar a una horticultura ecológica y biodiversa. Ha estimulado las relaciones entre el CITA y su banco de germoplasma a través de la creación de la Red de Semillas de Aragón. Ha potenciado, junto a otras organizaciones agrarias y ciudadanas la creación  de dos mercados agroecológicos y de proximidad. Ha potenciado la imagen de Zaragoza en encuentros de Ciudades del Mundo (Eating City), en favor de la restauración de la huerta de proximidad. Y ha recibido del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón el premio 2010 a organizaciones que estimulan la preservación del medio ambiente. Por su parte el Comité de Agricultura Ecológica ha visto crecer sus productores hortícolas ecológicos y Slowfood está promoviendo la restauración colectiva sostenible como forma de aprovisionamiento de una comida más sana y saludable en los entornos rurales y urbanos.

Y como el plan avanza, pese a sus normales dificultades, la caja de los truenos se ha abierto y la persecución sistemática se ha vuelto a reabrir. Y digo reabrir pues ya fue escandaloso el que se pusiera broche final a una iniciativa ciudadana en favor de la huerta de Zaragoza, que como dice Olga Conde, trató de popularizar en una carpa anual en la Plaza del Pilar, el conocimiento de una horticultura ecológica y biodiversa que se imparte en más de 80 escuelas de Zaragoza desde hace más de 20 años. Un acto reflejo de cuanto fue y se perdió y que deja sus marcas en el alma aragonesa. Pues no en balde, Aragón sigue siendo la región que más alimentos hortícolas consume, en un acto que también es reflejo y propio de una fuerza inercial de un pasado de resistencia digno de la palabra mudejar que significa aquel que le es permitido quedarse y que dio origen a la cultura mudéjar, patrimonio de la humanidad. Un sello de distinción en la arquitectura cerámica regional aragonesa y a la huerta como cultura. (Primero en los mercados de La Seo, posteriormente en San Pablo y finalmente en el Mercado Central, como homenaje al Justicia de Aragón en el lugar donde Felipe II, ordenara su decapitación). El moderno Mercazaragoza, convertido en alhóndiga de contratación declinó su poder en favor de la importación de las verduras y hortícolas ajenas al Valle del Ebro. Y la agricultura paisana se convirtió en agricultura franquiciada siguiendo el veredicto que el socialdemócrata Karl Kautsky hiciera en su libro "la cuestión agraria", escrito a finales del siglo XIX.

Ahora los truenos del poder ganadero vuelven a reabrirse, una vez que tambien se ha negado y acorralado la ganadería extensiva y de montaña. Y ese poder, guiado desde las finas bambalinas de los poderes económicos de las franquicias ganaderas, soportadas en el cereal pienso, han arrinconado a la agricultura ecológica aragonesa, que era la tercera de España para llevarla a la cola de los rezagados y sin ayudas. Y haciendo devolver las ayudas europeas de dos campañas pasadas, en un caso que está llevado a los tribunales y que exigiría la intervención de la Unión Europea para aclarar los entuertos que han llevado al Comité de Agricultura Ecológica de Aragón a presentar su dimisión en masa, dada la inviabilidad actual de este agricultura que es perseguida en la zona de España donde más transgénicos se siembran.

La famosa huerta de Zaragoza resiste en su ciudadanía como brote de esperanza en contra de un modelo intensivista de agricultura que arrincona a los que pueblan el territorio y que exige subvenciones para determinados cultivos incapaces de resolver los problemas de la alimentación en un país árido extremo y próximo al desierto, por los efectos del calentamiento global. Pero, al parecer el capitalismo voraz que persigue la máxima tasa de beneficio a corto plazo, reproduce lo que ya se ha hecho inviable para el sector inmobiliario. El otro día en el ciclo de Conferencias organizado por el CERAI y la Universidad de Zaragoza, Joaquin Nieto, presidente honorífico de Sustain Labour y nombrado recientemente director de la OIT en España, nos decía que el problema actual reside en que los que han desencadenado la crisis, son los mismos que tratan de gestionar ahora la salida a la crisis, con los mismos esquemas (Ahora el tsunami se está trasladando a los campos de la energía y alimentación).

Y mientras tanto la ciudadanía aun permanece callada esperando que algún redentorista haga cierto que a cada cerdo le llegue su sanmartín, sin saber que el cerdo ya no se alimenta en un ciclo anual, ni es un animal casero que reciclaba nuestros desechos. Hoy en una máquina de ciclo corto alimentada de forma intensiva, hormonado y medicado hasta reventar para que fije el agua, genere mucho CO2 y metano en su ciclo, mee purines que aumenten los nitritos en el medio ambiente, coma piensos con materias primas transgénicas y suministre carne barata a unas ciudades a las que se les deteriora su alimentación, drenando sus ahorros. Las deseconomías son evidentes ya que aportan ruina a la economía campesina diversificada, aporta diversas enfermedades (incluidas la virosis porcina y humana de la que nadie habla de su coste) y deteriora medioambientalmente el medio y el efecto invernadero.

La enorme carcajada de los dioses del Olimpo es que precisamente son las mismas causas que se aducen por quienes promueven las supuestas soluciones a los que son los mismos causantes de los males que nos aquejan. Un ciclo cerrado que eleva la locura hasta límites que van más allá de lo virtual.


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