domingo, 14 de agosto de 2011

EL LAGO TIQUITACA ENFERMO Y EN PELIGRO.

   EFE REPORTAJES. Los Tiempos.com
El segundo lago más grande de américa del sur | sufre una grave contaminación que ha despertado la preocupación de las poblaciones que viven en sus orillas, principalmente aimaras.
"La causa principal es la caótica ciudad de el alto, la de mayor crecimiento en número de habitantes en el país, con graves problemas de alcantarillado"
El angosto estrecho de Tiquina divide sus aguas gélidas en dos partes, una de 6.450 kilómetros cuadrados y otra de 2.112. Ambas forman, junto con el río Desaguadero, el lago Poopó y el salar de Coipasa, la cuenca cerrada del altiplano boliviano-peruano, el fondo de un antiguo océano, un ecosistema también llamado “puna andina”.
La inmensidad del lago y el contraste entre el azul de sus aguas y los picos nevados de la cordillera Real hacen justicia a las leyendas que narran como Manco Cápac y Mama Ocllo salieron de la isla del Sol hace más de 800 años para fundar el imperio Inca. Pero hoy los habitantes de sus orillas viven una realidad medioambiental que dista mucho de la majestuosidad del lugar.
A pesar de la aparente salud del lago grande, cuyas dimensiones permiten una capacidad de autorregeneración fundamental para el ecosistema, las aguas del Titicaca albergan varios puntos críticos de contaminación por el desarrollo urbano e industrial de la región. Los más graves son la otrora bahía de Cohana y el lago Poopó, en Bolivia, el río Desaguadero, fronterizo, y la bahía de Puno, en Perú.
“La gente está preocupada porque el agua es un medio de sustento que ellos tienen, y sin agua no se puede producir nada, no se puede cultivar, no se puede criar y menos vivir; entonces, es un factor importante que las autoridades tomen conciencia de que hay un riesgo”, señaló a Efe el técnico agrónomo Freddy Nina, de la Asociación Pro Defensa de la Naturaleza (Prodena).
La alguna vez bahía de Cohana está seca actualmente, en la orilla boliviana del lago menor del Titicaca, y por ello hay quienes la llaman “pampas de Cohana”. Incluye los municipios bolivianos de Puerto Pérez y Pucarani, en los que habitan más de 400 familias aimaras, y es la zona más afectada por la contaminación.
SITUACIÓN CRÍTICA
La crítica situación de Cohana se debe fundamentalmente a que está a escasos cien kilómetros de la ciudad aimara de El Alto, la más pobre y atrasada de Bolivia. Sus aguas residuales se vierten directamente a los ríos Pallina, Seco, Seque y demás afluentes del Katari, que lleva sus aguas contaminadas a la antes bahía.
Las consecuencias para las poblaciones de las orillas del Titicaca son dramáticas, ya que la producción de alimentos en condiciones tan duras como el altiplano, a unos 4.000 metros de altura, es imposible sin el recurso básico del agua. Por ello, muchos jóvenes de las comunidades de esa zona están emigrando a otras regiones de los departamentos de La Paz y Cochabamba, en busca de alguna manera de ganarse la vida.
“Queremos que las autoridades arreglen el problema, queremos que el agua no llegue contaminada desde El Alto. Pero las autoridades vienen y prometen, pero nunca cumplen sus promesas. Sin agua, nuestros hijos no tendrán con qué producir”, contó a Efe un vecino de la otrora bahía.
El Alto tiene uno de los índices de crecimiento de población más elevados de Bolivia, pero es la meca andina de la informalidad y carece de planificación y políticas que impidan el vertido de sus aguas residuales a los ríos de la cuenca cerrada.
Curtiembres y fábricas de calaminas y de baterías, entre otras industrias contaminantes, desechan químicos nocivos en lo s ríos que descienden de las majestuosas montañas nevadas, arrastrando la basura hasta el lago. La actividad minera de las cumbres también parece ser un factor contaminante, aunque, como destaca Nina, “no hay un estudio exacto que indique de dónde vienen los minerales pesados”.
CONSECUENCIAS
El hecho de que haya sólo una planta de purificación de agua en El Alto, llamada Puchukollo, agrava seriamente el problema. Fue construida en 1995 para una población de 400.000 personas, pero esa población casi se ha triplicado, por lo que el sistema de purificación está desbordado.
Las consecuencias se pueden apreciar a simple vista en la bahía. La contaminación de las aguas ha causado la desaparición de los peces, que han emigrado hacia zonas más lejanas, provocando que los habitantes de la región hayan tenido que abandonar una vida basada en la pesca, indica el experto del Prodena.
Otra de las consecuencias ha sido la proliferación de la lenteja de agua y el hydrocotile, plantas que se alimentan de los nutrientes que deposita la basura en el agua. La lenteja llegó a cubrir por completo algunas zonas del lago, hasta que la Autoridad Binacional de la zona hizo una limpieza efectiva en 2009. Pero el problema no está resuelto.
La lenteja y el hydrocotile proliferan en la época de lluvias, pero como los habitantes de la zona han denunciado en repetidas ocasiones, no es bueno el exceso de plantas, pues causa la muerte de algas y peces por falta de oxígeno, ni tampoco su ausencia, ya que las zonas de lenteja solían ser lugares donde desovaban peces que hoy han emigrado a otras partes del lago.
Las aguas servidas también “han provocado que disminuyan las aves, y que aparezcan nuevas especies, como la gaviota andina, de cuerpo blanco y cabeza negra, que han llegado atraídas por la basura”, señala Nina.
Otra consecuencia es la putrefacción de la totora, planta acuática autóctona empleada milenariamente por los habitantes del lago para la construcción de sus embarcaciones, y también como alimento y medicina natural.
El cambio climático también es un factor en las transformaciones de la zona, ya que la estacionalidad de las lluvias se ha radicalizado y la época seca se ha prolongado, haciendo muy difícil para los ganaderos encontrar pastos y agua, por lo cual el ganado acaba bebiendo de las aguas contaminadas del río Katari y sus afluentes.
“Empecemos a trabajar desde El Alto con programas de concienciación; empecemos a hacer grandes obras, como plantas de tratamiento y mejor canalización de los ríos. Hagamos monitoreos constantes de la contaminación y sus orígenes (…) y empecemos a trabajar principalmente con la gente, porque mientras lo hagamos desde un escritorio va a ser bien difícil”, responde Nina sobre posibles soluciones
Una de las mayores dificultades es la ausencia de respuestas de las autoridades. El presidente de Autoridad Binacional, Julián Barra Catacora, dice que a esa entidad “se le ha encargado mitigar los problemas del cuerpo de agua principal, pero más allá de las orillas existen competencias municipales”, por lo que la deficiente planificación de El Alto queda fuera de su responsabilidad directa.
Las autoridades de El Alto tampoco dan soluciones a la contaminación y mientras eso no ocurra los jóvenes aimaras de Cohana y otras regiones del Titicaca seguirán teniendo que emigrar para reemplazar la forma de vida que, durante siglos, sus ancestros desarrollaron en el lago sagrado de Manco Cápac y Mama Ocllo.
 
• Las aguas del Titicaca albergan varios puntos críticos de contaminación por el desarrollo urbano e industrial de la región. Los más graves son la otrora bahía de Cohana y el lago Poopó, en Bolivia, el río Desaguadero, fronterizo, y la bahía de Puno, en Perú.

• Curtiembres y fábricas de calaminas y de baterías, entre otras industrias contaminantes, desechan químicos nocivos en los ríos que descienden de las majestuosas montañas nevadas, arrastrando la basura hasta el lago.

• Las consecuencias para las poblaciones de las orillas del Titicaca son dramáticas, ya que la producción de alimentos en condiciones tan duras como el altiplano, a unos cuatro mil metros de altura, es imposible sin el recurso básico del agua. Por ello, muchos jóvenes de las comunidades de esa zona están emigrando a otras regiones

• Situado a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, el Titicaca es el lago navegable a mayor altura del planeta. Sus 1.125 kilómetros de costa son una frontera natural entre Bolivia y Perú, en los Andes Centrales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario