miércoles, 4 de mayo de 2011

VARGAS LLOSA FRENTE A LA REALIDAD DEL CONGO.

"Pensaba que conocía la pobreza, pero lo que vi en Congo es indescriptible"
El premio Nobel Mario Vargas Llosa visita la exposición 'Testigos del olvido', organizada por EL PAÍS y Médicos sin Fronteras en el Instituto Cervantes de Madrid
FUENTE:TOMMASO KOCH - Madrid -

La exposición se titula Testigos del olvido, pero para Mario Vargas Llosa evoca sobre todo recuerdos. "He viajado mucho y pensaba que conocía la pobreza pero lo que vi en Congo es indescriptible, supera el drama de cualquier otro país",contaba el último premio Nobel por la Literatura en una esquina de la gran sala que el Instituto Cervantes ha dedicado a estaexposición. Vargas Llosa estuvo 15 días en el país africano y su reportaje Viaje al corazón de las tinieblas es uno de los que componen Testigos del olvido.
REDACCIÓN: Mario Vargas Llosa
De Malasia a Yemen, de Zimbabwe a Guatemala, la exposición resume en ocho narraciones (publicadas en EL PAÍS SEMANAL y firmadas por el propio Vargas Llosa, así como por Sergio Ramírez, Laura Restrepo, Juan José Millás, John Carlin, Laura Esquivel, Manuel Vicent y Leila Guerriero) tragedias y conflictos que desangran países alejados de los focos de la comunidad internacional. Las fotografías de Juan Carlos Tomasi dan más consistencia al drama. La exposición, organizada por EL PAÍS, Médicos sin Fronteras y el Instituto Cervantes abrió sus puertas el pasado 26 de enero y ha recibido más de 30.000 visitas hasta la fecha. Seguirá en el Cervantes de Madrid hasta el 15 de mayo y después recorrerá los centros que el instituto tienepor el mundo: primeras etapas, Atenas y Roma.
En la oscuridad y el silencio del amplio salón, Vargas Llosa, con Tomasi como cicerone, ha visitado despacio la exposición, deteniéndose ante cada imagen y preguntando por los distintos contextos. Ante la presencia de la directora del Cervantes, Carmen Caffarel, del responsable de comunicación de Médicos sin fronteras, Alois Hug, y del director de comunicación de EL PAÍS, Pedro Zuazua, el escritor hispano-peruano ha elogiado el resultado final. "Está magnifica", ha dicho tras un recorrido del que ha querido subrayar "la dignidad". "Es muy sobria, y eso que era fácil caer en el melodrama", ha asegurado el premio Nobel. Más todavía tras escuchar los recuerdos del mismo Vargas Llosa.
Hay una imagen en especial de su viaje a Congo que para el escritor sintetiza la catástrofe del país africano: "Un médico congolés me dijo llorando que el problema principal no es ni el hambre, ni la pobreza, sino las violaciones. En Congo son generalizadas y sistemáticas, se usan como instrumento militar". Según Vargas Llosa, "la gestión colonial deshizo el país, destruyó su estructura. Y ahora Congo yace sin un Estado, dividido en pequeñas regiones controladas por caudillos, facciones y bandas. Hay 10 o 20 guerras a la vez".
Un destino trágico que Congo comparte con los otros países que protagonizan Testigos del olvido. Los hilos conductores que unen estos rincones perdidos del planeta son, según Vargas Llosa, "el desconocimiento y la indiferencia por parte de la comunidad internacional, ya sea porque no son políticamente relevantes o porque no cuentan con grandes recursos". En algunos casos, Occidente sí conoce el contexto local, incluso está presente en el país con sus tropas, pero "simplemente no ve una solución y mira sin actuar, sin impedir el lento desgaste" de la tragedia.
Sin embargo sí hay un elemento positivo que el premio Nobel ha querido destacar: el papel de los voluntarios. "Viven en condiciones tremendas y hacen un trabajo maravilloso". El hijo del escritor hispano-peruano es uno de ellos: es miembro de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) y recorre el planeta, de un conflicto a otro.
El padre, que estuvo en Haití tras el terremoto de enero de 2010, también coge muchos aviones, aunque por razones distintas. Ser premio Nobel conlleva responsabilidades, viajes, entrevistas: "Es casi más difícil sobrevivir con ello que en Congo", ha sostenido, irónico, Vargas Llosa. Tal vez sean demasiados actos oficiales. Al despedirse de Tomasi el escritor desvelaba cómo echa de menos el riesgo: "A ver cuando hacemos otro viaje aventurero por ahí".

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