domingo, 25 de septiembre de 2011

DEGRADACIÓN DEL EBRO EN ZARAGOZA.

FUENTE:EFE
Profesores universitarios adscritos a la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA) han advertido hoy del alto grado de degradación del río Ebro a su paso por Zaragoza, y han insistido en la necesidad de realizar un diagnóstico de la situación que permita hacer frente a un "panorama preocupante".
Así lo ha asegurado en rueda de prensa el profesor de Economía en la Universidad de Zaragoza, Pedro Arrojo, para quien la actual situación del Ebro se evidencia en una planta invasora (azolla filiculoides) que se ha extendido por el cauce y que revela falta de oxígeno en el agua y una alta concentración de fosfatos.
Arrojo ha destacado que el estiaje que afecta a la cuenca del Ebro no puede ser valorado como causa de la situación del cauce fluvial a su paso por la capital aragonesa ya que en épocas pasadas con procesos más severos de estiaje no se produjo el actual nivel de degradación medioambiental.
Ha destacado que las afecciones que sufre el río Ebro son las "mismas" que afectan a otras cuencas fluviales del país, y tienen su origen en una contaminación sistemática de los cauces, en depuraciones parciales de los residuos vertidos y en la salinización generada por nitratos y fosfatos de la actividad agraria.
A esta situación, se suman actuaciones con el dragado del cauce para facilitar la navegación fluvial en Zaragoza y la existencia de un azud, que provocan el estancamiento del agua y su degradación por falta de oxigenación.
Por su parte, el catedrático de Hidrogeología de la Universidad de Zaragoza Javier Martínez Gil ha denunciado que aunque el diagnóstico de la realidad actual del Ebro "no está hecho en absoluto", el grado de degradación se debe a actuaciones "desmesuradas" en cuanto a la utilización de los recursos hídricos.
Martínez Gil ha incidido en la especial preocupación que ha suscitado en Zaragoza el mal estado del denominado Soto de Cantalobos, un bosque de ribera fluvial vinculado tradicionalmente a actividades lúdicas.
En su opinión, el estado crítico de algunos de los árboles de este bosque no se debe al sol, "que no ha cambiado", sino al agua y a los nutrientes que porta.
A este respecto, ha advertido de la falta de estudios referidos a las afecciones causadas a estos ecosistemas por un uso excesivo de las aguas subterráneas, al descenso de la capa freática por el encajonamiento del cauce mediante dragados o canales, o a una disminución del régimen de lluvias.
Por su parte, el catedrático de Ordenación Territorial de la Universidad de Sevilla Leandro del Moral, ha destacado que la situación del Ebro en Zaragoza responde a un fenómeno generalizado que afecta a otras cuencas hidrográficas del país por factores similares de contaminación y de intensa sobreexplotación de los recursos.
En su opinión, la existencia en la actualidad de una planificación hidrológica más "sofisticada" y de una normativa más extensa y mejor dirigida a proteger los cauces no han permitido hacer frente a esta situación de degradación de los ríos.
La alteración de las cabeceras de los ríos para su explotación, el aumento de la demanda ante el desarrollo de nuevos espacios turísticos o industriales, y, sobre todo, la actividad agraria son los factores que inciden de mayor manera en la situación de degradación de los cauces.
Del Moral ha expresado su especial preocupación por el desarrollo de los regadíos, actividad a la que ha achacado el alto nivel de contaminación difusa que presenta el río Ebro, principalmente de fosfatos y nitratos.
En relación a este punto, el profesor Pedro Arrojo ha explicado que la inexistencia de procedimientos eficaces y rentables para depurar el agua de fosfatos y nitratos, requiere de la aplicación de medidas como "buenas prácticas" en la actividad agraria que penalicen el uso excesivo de nitratos o del recurso agua.
También se ha mostrado partidario de poner en marcha un plan voluntario de retirada de regadíos con baja productividad y ubicados en zonas con altos niveles de salobridad.
En su opinión, la retirada voluntaria de 30.000 hectáreas de regadíos en la Comunidad aragonesa permitiría recuperar parcialmente la calidad de las aguas.
Arrojo ha anunciado que la Fundación para la Nueva Cultura del Agua tiene previsto acometer la elaboración de un diagnóstico de la situación del río Ebro a su paso por Zaragoza, con el fin de "presionar" a las instituciones competentes.

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