miércoles, 14 de septiembre de 2011

GREENPEACE

Una organización que trabaja por la Tierra
Tiene oficinas en 28 países y 2.8 millones de integrantes. En 2010 recaudó 230 mde
FUENTE: EL UNIVERSAL DE MÉXICO


HAMBURGO, Alemania .— Un pequeño grupo de ecologistas navegaba el 15 de septiembre de 1971 en un pequeño bote pesquero en dirección a las islas Aleutianas. Querían evitar un ensayo nuclear de Estados Unidos ante la costa de Alaska. La expedición tenía un nombre que unía el “verde” y la “paz”: Greenpeace.
El variado grupo de activistas no consiguió llegar a su destino, pero la insólita acción dio popularidad a los defensores de la naturaleza. Hoy, 40 años después, Greenpeace International, con sede en Ámsterdam, es la organización ecologista más influyente a nivel mundial, con oficinas en 28 países y 2.8 millones de miembros.
Los principios fundacionales no han cambiado hasta hoy. “Vamos en persona a donde se produce un escándalo ecológico y procuramos que haya una amplia cobertura informativa al respecto”, explica Brigitte Behrens, la gerente de Greenpeace en Alemania, una de las agrupaciones nacionales más grandes de la organización.
El descaro, el efecto sorpresa y las imágenes fáciles de comprender son elementos básicos en cualquier acción de Greenpeace. A finales de agosto, por ejemplo, 50 nadadores se manifestaron en el Mar Báltico para exigir una renovación de la política común europea en materia de pesca. Para ello, formaron en el agua las siglas “SOS”. En otras acciones utilizan barcos, helicópteros, lanchas e hidroaviones.
Tan sólo en 2010, la organización recaudó donaciones a nivel mundial por 230 millones de euros, algo que garantiza su independencia. “No aceptamos dinero de la industria o la política”, afirma Behrens, cuya organización tiene condición de observador en Naciones Unidas.
“Nunca hemos perdido el carácter de iniciativa ciudadana conectada a nivel mundial”, indica por su parte Gerhard Wallmeyer, uno de los miembros fundadores del grupo ecologista.
La protección del clima, el fin de la energía atómica, la defensa de las ballenas, los mares y las últimas selvas vírgenes, así como la lucha contra la técnología genética, se encuentran entre los objetivos de Greenpeace.
Mientras que en los comienzos sus activistas apostaban sobre todo por acciones a nivel local, hoy Greenpeace afronta los problemas globales. La organización dispone de nuevas oficinas en India, China, el Sudeste de Asia y África. “Para todos los grandes temas nos hemos fijado objetivos ecológicos hasta 2020”, afirma Behrens, señalando que las exigencias a los políticos en todos los países son hoy por hoy las mismas. Desde 2009, el director ejecutivo de Greenpeace International es Kumi Naidoo, por primera vez un africano.
Greenpeace se muestra orgullosa de una amplia serie de éxitos en la defensa de la naturaleza. Entre ellos, el Tratado Antártico, que entró en vigor en 1998 y que prohíbe por al menos 50 años la explotación de las riquezas naturales en la Antártida y establece reglas para el turismo y para las expediciones al “continente blanco”.
En 1985, agentes secretos franceses hundieron el barco de Greenpeace Rainbow Warrior en el puerto neozelandés de Auckland, cuando se disponía a partir para protestar contra los ensayos nucleares franceses en el atolón de Mururoa. Un fotógrafo holandés murió en la acción y Francia tuvo que dar explicaciones. En octubre será bautizado el Rainbow Warrior III.
También causó gran polémica la campaña “Brent Spar” en 1995. La petrolera Shell quería hundir la plataforma en el norte del Atlántico, pero activistas de Greenpeace ocuparon el coloso de acero. Shell cedió y acordó llevar a tierra la plataforma, aunque Greenpeace tuvo que disculparse por dar cifras sobre el volumen de petróleo superiores a las existentes.
Pese a los éxitos conseguidos, Greenpeace estima que no le faltará trabajo en el futuro. “Las emisiones de dióxido de carbono continúan subiendo. Los mares están sobreexplotados por la pesca. Por desgracia hay mucho que hacer” , señala Behrens.

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