Saviano y Cacho. Periodismo e investigación criminal
FUENTE: SDPnoticias.com/ Enrique Zúñiga
Roberto Saviano y Lydia Cacho fueron reconocidos con el premio Olof Palme, por su “extraordinario gran valor”. Ambos periodistas muy al estilo de Kapuscinski develaron las estructuras de las mafias, del poder, de la insultante impunidad… Aún a costa de sus propias vidas.
Saviano desde la Italia corrompida por la Camorra (la mafia napolitana) y Cacho desde un México impune.
El simple premio es loable en sí, sin embargo a este reconocimiento subyacen cosas más importantes, pero también algunas preocupantes.
El periodismo ejercido por ambos, documenta la realidad de los grupos de poder que capitalizan el crimen y sus subproductos; delincuentes, empresarios, televisoras, políticos, que tejen alianzas para mantener sus posiciones.
Saviano en su libro Gomorra evidencia esos pactos, plasma en su investigación los giros que da el capital, de lo ilegal a lo legal, hecho por el que se encuentra amenazado de muerte. Si su libro hubiera simplemente explicado la dinámica de la mafia quizá nada hubiera pasado, sin embargo al detallar los movimientos económicos puso contra sí a muchos.
Cacho documenta de forma clara la forma obscena en que potentados, sean políticos, sean empresarios, sean autoridades encargadas de la impartición de justicia, etc., crean sus redes de impunidad.
De impunidad en un fenómeno delictivo preocupante, que es la explotación sexual, el tráfico de personas, la pederastia. Dinámicas perversas de quienes en sociedad se presentan como personas probas y en la obscuridad ejercen sus más viles actos.
Su trabajo periodístico es fantástico, pero más allá de lo que denuncian también ponen en evidencia a todas las autoridades, aquellas que se erigen como garantes de la justicia.
Sus investigaciones ponen en tela de juicio el dinero gastado de forma inútil en la capacitación de agentes investigadores, policías ministeriales, a los Carabinieri, nuestros federales… Entes que reciben carretadas de dinero y que no logran obtener de forma mínima los resultados de estos dos escritores.
Si la investigación criminal tuviera los elementos mostrados por Cacho y Saviano, la impunidad y el delito serían en realidad castigados, no solo serían simulaciones de personajes de opereta que administran la punición.
Aunque sé, como menciona Cacho, que “el reto del periodismo es recontar historias humanas para comprender mejor el mundo que nos rodea…” y no pretende dictar cátedras de investigación de delitos, aprender de personajes como ellos no solo consiste en aplaudir su valor, en felicitarlos desde trincheras que los desprecia (algunas televisoras, radiodifusoras, periódicos), sino en aprender de sus métodos y reconocer que la labor que ellos realizan no tendría que ser solo suya, sino de quienes dicen procurarnos justicia.
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