"Cruel aislamiento" denuncia Amnistía Internacional en cárceles de Arizona
FUENTE: MIAMIDIARIO.COM
El informe relata las condiciones en las que están internados unos 2.900 presos considerados altamente peligrosos en módulos de máxima seguridad o de castigo, donde pasan cerca de 24 horas al día recluidos en pequeñas celdas sin ventanas.
Amnistía Internacional (AI) denunció en un informe las condiciones de "cruel aislamiento" en módulos penitenciarios de máxima seguridad de Arizona, en los que los reos pasan largos períodos en celdas sin ventanas y con movimientos reducidos.
El informe relata las condiciones en las que están internados unos 2.900 presos considerados altamente peligrosos en módulos de máxima seguridad o de castigo, donde pasan cerca de 24 horas al día recluidos en pequeñas celdas sin ventanas, diseñadas para producir la sensación de aislamiento.
AI indica que la situación es especialmente preocupante en la cárcel de máxima seguridad de Eyman, que cuenta con dos unidades especiales de reclusión conocidas como SMU y en la que están internados más de 1.800 personas, entre ellas 124 condenados a muerte, según datos del pasado mes.
La organización no gubernamental indica en su trabajo que las informaciones sobre las condiciones de vida de los reos les hace dudar de que se den los estándares más básicos de trato humano a esa población carcelaria y recuerda que incumple los compromisos de Estados Unidos en el Convenio sobre Derechos Civiles y Políticos.
Las pequeñas celdas no tienen ventana y casi no permiten el acceso de aire fresco, mientras que la principal fuente de luz interior es artificial y se mantiene siempre encendida, aunque su intensidad se reduce durante la noche.
Según AI, la falta de luz natural y de aire fresco contraviene también las normas de Naciones Unidas sobre el trato a los presos. Esas regulaciones no son vinculantes, pero sí representan un acuerdo internacional para fijar un estándar mínimo en prisiones.
Durante su confinamiento, los recluidos en unidades de máxima seguridad no tienen relación con otros internos y sólo disfrutan de cortos períodos de ejercicio en solitario tres veces a la semana, además de limitarse al mínimo las interacciones visuales durante las visitas con familiares y asesores legales.
Pese a este ambiente de ausencia de contactos con otras personas los presos son esposados por las muñecas y tobillos cuando son conducidos fuera de su celda.
AI recuerda que el 35 % de los encarcelados en módulos de máxima seguridad son personas sin delitos de sangre, como robo o tráfico de drogas, que en gran parte han sido recluidos en esas instalaciones por su mal comportamiento debido a problemas mentales.
Además, los datos indican que hay centros correccionales de menores en los que viven en condiciones similares 74 jóvenes de entre 14 y 17 años.
Asimismo, AI alertó del alto índice de suicidios en estas unidades especiales, superior al de la media en otros centros carcelarios de Arizona, donde hay recluidas unas 40.000 personas.
El informe relata las condiciones en las que están internados unos 2.900 presos considerados altamente peligrosos en módulos de máxima seguridad o de castigo, donde pasan cerca de 24 horas al día recluidos en pequeñas celdas sin ventanas, diseñadas para producir la sensación de aislamiento.
AI indica que la situación es especialmente preocupante en la cárcel de máxima seguridad de Eyman, que cuenta con dos unidades especiales de reclusión conocidas como SMU y en la que están internados más de 1.800 personas, entre ellas 124 condenados a muerte, según datos del pasado mes.
La organización no gubernamental indica en su trabajo que las informaciones sobre las condiciones de vida de los reos les hace dudar de que se den los estándares más básicos de trato humano a esa población carcelaria y recuerda que incumple los compromisos de Estados Unidos en el Convenio sobre Derechos Civiles y Políticos.
Las pequeñas celdas no tienen ventana y casi no permiten el acceso de aire fresco, mientras que la principal fuente de luz interior es artificial y se mantiene siempre encendida, aunque su intensidad se reduce durante la noche.
Según AI, la falta de luz natural y de aire fresco contraviene también las normas de Naciones Unidas sobre el trato a los presos. Esas regulaciones no son vinculantes, pero sí representan un acuerdo internacional para fijar un estándar mínimo en prisiones.
Durante su confinamiento, los recluidos en unidades de máxima seguridad no tienen relación con otros internos y sólo disfrutan de cortos períodos de ejercicio en solitario tres veces a la semana, además de limitarse al mínimo las interacciones visuales durante las visitas con familiares y asesores legales.
Pese a este ambiente de ausencia de contactos con otras personas los presos son esposados por las muñecas y tobillos cuando son conducidos fuera de su celda.
AI recuerda que el 35 % de los encarcelados en módulos de máxima seguridad son personas sin delitos de sangre, como robo o tráfico de drogas, que en gran parte han sido recluidos en esas instalaciones por su mal comportamiento debido a problemas mentales.
Además, los datos indican que hay centros correccionales de menores en los que viven en condiciones similares 74 jóvenes de entre 14 y 17 años.
Asimismo, AI alertó del alto índice de suicidios en estas unidades especiales, superior al de la media en otros centros carcelarios de Arizona, donde hay recluidas unas 40.000 personas.
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