lunes, 2 de abril de 2012

Se cumplen 30 años de la Guerra de las Malvinas.

Adiós a las armas
FUENTE: El Perfil.com/ Jose Miguel Onaindia/ Profesor de Derecho Constitucional y Derechos Culturales.
 El 2 de abril de 1982 es una fecha que enluta la historia argentina. El tercer presidente de una dictadura militar que hizo de la violación a los derechos humanos su instrumento principal de gobierno, invadió las islas que legítimamente reclama la Argentina y produjo un retraso en los caminos diplomáticos que nuestro país había recorrido con éxito hasta ese día. La decisión bélica produjo muertes inútiles, nuevos atentados a derechos esenciales y un fracaso anunciado.
Un alto porcentaje de la sociedad civil, que en aquel momento se percibió como abrumadoramente mayoritario, acompañó la aventura sin ahorrar gestos ampulosos para señalarlo. El himno se entonó en forma previa a cada función de cine o de teatro, mujeres tejieron en lugares públicos prendas que nunca llegaron a destino, celebridades de diferente origen participaron de donaciones en maratones televisivas, cantantes populares cedieron sus temas y sus voces para exaltar la recuperación de los territorios insulares.
Pero lo más grave de la reacción ciudadana fue la armadura de uniformidad con la que intentó encerrar al cuerpo social. El sueño autocrático del pensamiento único pareció concretarse durante ese momento tan largo que se extendió entre la invasión y la derrota.
Al cumplirse treinta años de la aventura dictatorial, sólo queda honrar a las víctimas directas de la innecesaria tragedia, que no son sólo los muertos sino quienes sufrieron heridas en sus cuerpos y en sus mentes, sus familiares y personas cercanas.
La recuperación democrática produjo significativos cambios en la situación jurídica de nuestro país. No sólo volvimos a refrendar el compromiso de acatamiento de la Constitución Nacional sino que el primer Parlamento aprobó y el PEN ratificó numerosos pactos internacionales de protección de los derechos humanos, que en la reforma constitucional de 1994 fueron elevados a rango constitucional.
También en esa reforma se incorporó una cláusula transitoria que refiere al tema de Malvinas. Si bien desde la técnica legislativa la cláusula es meramente declarativa, fija principios para encuadrar la acción de los gobiernos en la materia: el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas y del Atlántico Sur, el respeto del modo de vida de sus habitantes y de los principios del derecho internacional.
En ese marco, debe desenvolverse la acción tendiente a lograr la recuperación de las islas y ese marco admite posiciones diversas, como toda cuestión en una sociedad democrática.
El aniversario ha producido un nuevo intento de encerrar en una sola postura la reflexión sobre el tema. Malvinas es una cuestión compleja que puede abordarse desde distintas disciplinas con diversos enfoques en cada una de ellas. La cuestión es conceptual, desplazarla hacia los sentimientos produce el peligro de juzgarla con la pasión heroica que rige las conductas sociales en etapas bélicas y no con las reglas normativas del estado de derecho que imperan en las democracias para solucionar los conflictos con el prudente consenso.
El cercano 2 de abril no sólo debe conducirnos a condenar la guerra, sino también a aceptar el disenso, a desterrar de nuestra convivencia la penalización de la opinión como método para rechazar el pensamiento ajeno.
Tal vez el mejor homenaje a quienes padecieron la pretensión autoritaria, será un silencioso adiós a las armas. A las que matan y a las que estigmatizan y discriminan a las personas por su ideología.

No hay comentarios:

Publicar un comentario