Derechos humanos "compañeros"
FUENTE Portal Digital El País/ Uruguay
El tema de los derechos humanos se ha convertido en elemento omnipresente de todos los discursos, debates y declamaciones de este gobierno. Es algo saludable si se los entiende como derechos universales, inherentes a todos los hombres y mujeres, de aquí y del mundo, por su condición de tales y no solo referidos al Uruguay y a las víctimas de la dictadura militar. Los derechos humanos se respetan allí donde exista el hombre porque a él pertenecen y promoverlos es la razón última de la existencia del Estado; no son instrumentos del oportunismo para lograr ventajas políticas, satisfacer al amigo y castigar al adversario.
Sobre esa base, sobre lo que nosotros entendemos por derechos humanos universales, van algunas preguntas.
1) ¿Puede aceptarse pasivamente la existencia de un régimen que aplica la pena de muerte a los menores de edad?
2) ¿Un régimen que permite la pena de muerte por delitos menores (el adulterio de la mujer), tolera las lapidaciones y las ejecuciones las realiza de manera pública como señal de advertencia?
3) ¿Que tiene por sistema aplicar la tortura en los interrogatorios ya sea en la investigación de delitos comunes, pero sobre todo cuando el acusado es sospechoso de acciones contra el régimen (prisioneros políticos), muchas de las cuales terminan con el resultado muerte?
4) ¿Que entre las penas habituales se encuentra la amputación de miembros y flagelos y donde por ejemplo en el último año 57 personas fueron condenadas a 26 años de prisión y a recibir 1.390 latigazos (cada una)?
5) ¿Donde se permite la venta o trata de mujeres y niños?
6) ¿Donde no existen garantías del debido proceso, se detiene a la gente sin que se le expliquen los motivos de su privación de libertad, donde no hay derecho a la designación de abogado defensor, donde no hay posibilidades de apelar el fallo y donde no rige la presunción de inocencia?
7) ¿Donde la independencia del Poder Judicial no existe y hay una permanente presión del Poder Ejecutivo, así como de clérigos de alto rango a la hora de dictar los fallos?
8) ¿Donde hay una aberrante y obsesiva discriminación hacia la mujer y hacia las minorías religiosas, étnicas, así como transexuales, bisexuales, lesbianas y homosexuales? ¿Donde su Código Penal establece que "las dos partes de una relación gay son igualmente responsable desde el punto de vista penal y pueden enfrentar castigos severos, incluyendo la pena de muerte"?
9) ¿Donde no existe libertad de reunión ni de asociación y, obviamente, mucho menos libertad de prensa? ¿Donde 42 periodistas están presos, unos 150 huyeron del país y rige una estricta censura sobre lo que se puede publicar y lo que no?
10) ¿Donde las elecciones están amañadas y el fraude electoral es la tónica permanente? Nadie puede controlar -y menos contradecir- los resultados oficiales, porque la cárcel o la desaparición puede ser la respuesta.
Esta lista de preguntas, obviamente no es inventada. Surge del informe del Relator (Ahmed Saheed, un hombre de origen musulmán nacido en las islas Maldivas) de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Irán y en las observaciones del Comité competente, que pueden leerse en Internet y fue elaborado sobre la base de testimonios, informes de organizaciones no gubernamentales y documentos, ya que nunca se le permitió ingresar en Irán pese al mandato de ONU. Uruguay, de la mano de nuestro canciller Almagro, ese paladín de los derechos humanos vernáculos, se abstuvo por dos veces a la hora, no de condenar a Irán por todos estos atropellos, sino simplemente para que ese relator pudiera investigar y hacer su informe. ¡Al diablo con los derechos humanos de los iraníes! Al pueblo, que es el que los padece, los trató o los considera como seres humanos de segunda o tercera clase, y su honorable gobierno, presidido por el conocido Mahmud Ahmadinejad, es impoluto.
Irán es intocable, porque es amigo (¿de quién?). Pero Uruguay condena a Israel, la única democracia en la región, que se encuentra en estado de guerra permanente por su supervivencia, porque el propósito de varios vecinos -entre ellos el Irán de Ahmadinejad- es aniquilarlo, borrarlo del mapa. Contradicciones e incoherencias porque hay gente que cree que los derechos humanos no son universales, sino funcionales a su ideología.
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