lunes, 13 de febrero de 2012

La película "Wilaya" lleva a la Berlinale el conflicto olvidado del Sáhara.

Por Agencia EFE/ Gemma Casadevall
La película española "Wilaya" llevó hoy a la Berlinale el conflicto del Sahara Occidental, un tema encuadrado en el compromiso del festival con las revoluciones pendientes del norte de África, según recordó el escritor argelino Boualem Sansal, miembro de su jurado internacional.
"Es un filme militante, aunque militante crítico. Opté por un filme de ficción, para centrarme en la parte social y cotidiana del conflicto, no solo la denuncia", explicó a Efe Pedro Pérez Rosado, director de la película, incluida en la sección Panorama.
"Wilaya" retrata el reencuentro de Fatimetu, una joven saharaui que vive en España, con su hermana Hayat en un campamento de refugiados. La ocasión es el entierro de su madre y lo que se genera es la confrontación entre ambas mujeres -la inmigrante europeizada y la hermana minusválida anclada en la sociedad islámica.
"Hay mucho de mi en esa película", indicó Nadhira Mohamed, única de las dos protagonistas que acompañó al director a Berlín, ya que la otra, Memona Mohamed, no obtuvo permiso para viajar.
"La primera escena es del barrio donde nací", recordó Nadhira, actriz no profesional, como el resto del reparto, sólo que a diferencia de sus compañeros ella vive, como su personaje, en España, donde estudia y trabaja como camarera.
"Elegí a mis actores entre la gente de los campamentos porque sólo así, creo, se logra una inmersión real en la vida ahí dentro", explicó el realizador.
"Wilaya", un filme de bajo presupuesto, es la tercera incursión en ese conflicto del director (Valencia, 1953) tras su documental "Sahara, un pueblo" y "Cuentos de la guerra saharaui".
La figura dominante es Fatimetu, en tanto que representante de la tercera generación de saharauis nacidos en el extranjero, principalmente en España, la que interesa destacar al director.
"Cada generación que crece fuera es una generación que desangra aún más al Sahara de su población y su idiosincrasia", indicó el director, quien admite ser "militante" -aunque recalcando lo de "crítico"-, como "todo aquel que entra en un campo de refugiados".
Su película se encuadra en el eje temático de esta Berlinale, la primavera árabe y los conflictos abiertos del norte de África, en lo que también se inscribe "Hijos de las nubes. La última denuncia", de Álvaro Longoria, producida y conducida por Javier Bardem, que se proyectará el próximo jueves.
"Es una feliz casualidad, qué duda cabe, que haya dos filmes españoles sobre el Sahara. La de Javier, por lo que sé, porque no he podido verla aún, es más claramente de denuncia. La mía es más social, en tanto que retrata el día a día del campamento", explicó.
Para el director es asimismo "relevante" que ambos proyectos sean españoles, "ya que le correspondería a España llevar a la agenda política internacional este conflicto olvidado", apunta el cineasta.
"No basta con la ayuda económica, como la que viene prestando España desde hace décadas. Es necesario un compromiso político clara con la solución política para el Sahara. Y le corresponde a España dar ese impulso", argumentó.
La situación de esta antigua colonia española, anexionada por Marruecos en 1975 y aún hoy ocupada casi en su totalidad por ese país, forma parte del eje temático elegido por el director del festival, Dieter Kosslick, para esta 62 edición de la Berlinale.
Más de cincuenta películas, repartidas en todas las secciones del festival, abundan en éste y otros conflictos latentes, en el norte de África, países árabes y mundo islámico en general.
"Es extremadamente oportuno el compromiso con estas revoluciones pendientes. Esperemos que no sea una preocupación pasajera en esta Europa tan concentrada en su crisis actual", comentó a Efe, en un aparte del festival, el escritor Boualem Sansal.
Miembro del jurado que repartirá los Osos entre los 18 filmes incluidos en competición, Sansal fue invitado por Kosslick a integrar el jurado como parte de su apuesta con esa temática.
"La primavera árabe es un libro con las páginas en blanco. Su escritura será tarea colectiva. Desde el norte de África y Oriente Medio y también por todos aquellos que andamos repartidos por el mundo", indicó Sansal, Premio de la Paz de Libreros Alemanes 2011.

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