martes, 7 de febrero de 2012

Violencia de género, Violencia doméstica en nuestro entorno.No debemos permitirlo, está en manos de todos.

LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ES COSA DE TODOS Y DE TODAS.
No hace falta que te revienten la cara y te quedes estupefacta con un puñetazo o un palmazo para saber que estás inmerso en el mundo de la violencia de género, en la llamada violencia doméstica; no hace falta que te insulten y te humillen o hasta te arrastren por el piso….no hace falta oír un ruido estridente de una escopeta para saber que a tu vecina la vida se le está haciendo insoportable y que puede que haya encontrado punto final en el olor a la pólvora o en el silencio de un cuchillo. Normalmente y en la gran mayoría de los casos, tanto los malos tratos de los hombres hacia las mujeres( y al contrario que también los hay, aunque Escondidos” bajo otro prisma) se atisban y se intuyen con anterioridad.
Recuerdo que  mi vecino del primero preguntó al del bar---planta baja----qué es lo que pasaba en el segundo, estaba asustado por mis lloros y gritos y, supongo, por las voces del---nieto de la propietaria del bloque—“son cosas de jóvenes….hoy discuten de otra forma…”. El del ático  debía de recogerse en su propio caparazón. Cada uno, en esto, tenemos nuestras historias, sensibilidades  y miedos….
Pero hoy quiero hacer un llamamiento a la comunicación de ciertos fenómenos que nos son, para nada, normales: la gente no se insulta a voces con golpes; no involucra a los niños ni niñas en sus discusiones; no se dejan pegar por ellos; no se esconden de “vergüenza2 cuando te ven al día siguiente de una noche de bronca; no viste descuidadamente desconsidera la casa porque su autoestima ya sólo son malos pensamientos…la gente no tiene porqué soportar ciertos grados perennes de ebriedad.
No hay porqué soportar nada de lo que he descrito ni muchas de las cosas que me he dejado por describir. La mujer o el hombre, las familias que sufran malos tratos deben reunir valor para presentar denuncias: aquí y allá y a hablar de ello con naturalidad, aunque sin estridencias….haciéndole frente…mirándolo a los ojos frente a frente…..pero cuando ésos colectivos humanos están anulados por el miedo, la vergüenza a los pensamientos negativos---aquello de que tanto le da vivir como morir----somos el resto de la sociedad los que debemos estar ahí, callados, pero activos y dar el paso.
Lo primero que se te suele ocurrir en unas horas escalofriantes es llamar a la Guardia Civil, pero quien tenemos según qué tipo de experiencia, veremos que sirve , muchas veces, para atemorizar mucho más a la víctima y soliviantar al agresor/a; después se puede llamar a los Servicios Sociales, pero la respuesta, lo sabemos por buena mano y de manera reciente, te desilusiona. Te remiten a la Guardia Civil…..que es lo que lógicamente harías si ves que la “cosa” sube de decibelios. Muchas veces, la gran mayoría, la pescadilla se muerde la cola y ni unos ni otros podemos hacer gran cosa: a la víctima le da verdadero terror denunciar—lo sé por experiencia, aunque en mi caso la mayoría fuesen malos tratos psíquicos—y por parte de los vecinos hay como una especie de vergüenza rara de esas en las que hay miedo a manifestar lo que se siente, por aquello: “para que no digan2. Mientras tanto, ¿cuántas víctimas van dejándose atrás?, ¿cuántas se saben y cuántas viven o aguantan en un silencio amargo?. No se sabe y los que lo saben, como no “ los cojan in situ” dicen “no poder hacer nada y que si acaso demos la cara los demás”….no se dan cuenta que  ,muchas veces y con un poco de investigación y de voluntad algunas tragedias se podrían evitar. A algunos de nosotros no nos templará la mano a la hora de intentar parar esta lacra….porque ni un pueblo como MAS de las Matas se libra de reunir más de un caso.

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