jueves, 2 de febrero de 2012

CORRUPCIÓN.

LA CORRUPCIÓN.
DEFINAMOS CORRUPCIÓN
Podíamos definir la corrupción como el mal uso público y gubernamental del poder para conseguir una serie de ventajas ilegítimas. Sayed y Bruce en 1998 definen a su manera la corrupción, “es el mal uso o el abuso del poder público para beneficio personal y privado, entendiendo que este fenómeno—la corrupción—no se limita a los funcionarios públicos.
El concepto de corrupción difiere dependiendo del país o la jurisdicción, ya que se dan prácticas que pueden ser legales en un lugar e ilegales en otros.
Hoy en día la corrupción es una realidad mundial, y aunque el nivel de tolerancia o de combate sean diferentes en cada país, existen entidades nacionales e internacionales; tanto de nivel privado u oficial que tienen la finalidad de supervisar el nivel de corrupción administrativa internacional: Organización de las Naciones Unidas; la Organización de los Estados Americanos; la corrupción no es sólo responsabilidad del sector oficial, el Estado y el Gobierno del momento. También hay que tener en cuenta el sector privado con la corrupción empresarial o el tráfico de influencias.

Cuando en una corrupción política en  Estado no tiene restricciones, se conoce como cleptocracia, lo que significa “gobierno de ladrones”.
FORMAS DE CORRUPCIÓN.
Todas las formas de gobierno son susceptibles a la corrupción política, estamos hablando de una especie de enfermedad...
Las formas de corrupción tienen varias “caretas”: uso ilegítimo de información privilegiada; tráfico de influencias, el pucherazo(Fraude electoral que consiste en comprar votos u alterar el resultado  del escrutinio de votos), el patrocinio(amparo, protección de un delito), los sobornos(ofrecimiento de dinero u objetos de valor a una persona para conseguir un favor o un beneficio, especialmente si es injusto o ilegal, o para que no cumpla una determinada obligación), las extorsiones (delito consistente en obligar a una persona a través de la utilización de violencia o intimidación a realizar u omitir un acto o negocio jurídico con ánimo de lucro y con intención de producir un prejuicio de carácter patrimonial o bien del sujeto pasivo, bien de un tercero) , las influencias (habilidad de ejercer poder en cualquiera de sus formas sobre alguien, de parte de una persona, un grupo o de un acontecimiento en particular), los fraudes (delito que comete el encargado de vigilar la ejecución de contratos públicos o de privados confabulándose con la representación de los intereses opuestos), la malversación (se considera malversación de caudales o efectos públicos o el consentimiento para que ésta se verifique o su aplicación a usos propios o ajenos por parte de quien los tenga a su cargo); la prevaricación (delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta de una autoridad, un juez o un funcionario), el caciquismo ( forma distorsionada de gobierno local donde un líder político tiene un dominio total de una sociedad del ámbito rural expresada como un clientelismo político), el compadrazgo ( pacto entre dos o más personas para llevar a la práctica algo ,generalmente censurable), el nepotismo (gobierno de una autoridad singular; una persona o un grupo de personas que no están estrechamente relacionadas, que podían gobernar con poder absoluto), la cooptación (se produce cuando los dirigentes en funciones aprovechan el poder de sus cargos para influir decisivamente en la elección de candidatos, aunque luego se cumplan  formalmente las normas previstas para tales nombramientos. Cuando la cooptación es oculta es un síntoma claro de la oligarquización de los equipos dirigentes o de las organizaciones) y la impunidad (es una falta de castigo; cuando una persona u personas actúan con total desahogo, libertad porque hasta ahora no han podido detenerlo).
Todos estos elementos siempre facilitan otro tipo de hechos criminales como el tráfico de drogas, el lavado de dinero, la prostitución ilegal…
POR QUÉ HAY CORRUPCIÓN.
Las causas de la corrupción pueden tener un origen interno o externo.
 Las causas internas son las que más tienen a ver con el individuo: falta de valores humanistas, carencia de una conciencia social, falta de educación, desconocimiento legal, baja autoestima, el ser materialista….
Cuando las causas son de origen externo es que dependen del conjunto de la sociedad: impunidad en los actos de corrupción; modelos sociales que transmiten una falta de valores, realizando una carencia de estos; excesivo poder discrecional del funcionario público; concentración de poderes y de decisión en ciertas actividades de gobierno, soborno internacional; control económico o legal sobre los medios de comunicación que impiden se expongan a la luz pública los casos de corrupción; salarios demasiado bajos; falta de transparencia en la información concerniente a la utilización de los fondos públicos y de los procesos de decisión; poca eficiencia en la administración pública; extrema complejidad del sistema….
LOS EFECTOS DE LA CORRUPCIÓN EN LA POLÍTICA Y EN LAS INSTITUCIONES
La corrupción hace peligrar seriamente el desarrollo. No hay que ser muy lince para saber que es un escollo importantísimo para la democracia y para un buen gobierno. La corrupción en un Estado de Derecho supone un desacato e incluso una subversión de los procesos formales. La corrupción en las elecciones o en los cuerpos legislativos –Congreso, Senado y Parlamentos Regionales) los convierta en más irresponsables y distorsiona la representatividad de las políticas diseñadas. Si entramos en la corrupción en el terreno judicial, la corrupción pone en entredicho el imperio de la ley el Estado de Derecho y si la corrupción ya entra en las administraciones públicas, da como resultado una más que ineficiente provisión y la tolerancia.
La corrupción erosiona y distorsiona la capacidad institucional del gobierno, ya que se desprecian los procedimientos, se desvían los recursos y se venden y se compran los puestos y los cargos públicos. Una corrupción instalada en un país hace polvo los poderes del Estado y hace que  se vayan perdiendo los  valores democráticos.
LOS EFECTOS EN LA ECONOMÍA
En el terreno de la economía, la corrupción, para y agujera el desarrollo económico, ya que genera indiferencia y produce distorsiones….pero la corrupción afecta tanto al  sector público como al sector privado y de manera diferente.
En el sector privado, la corrupción incrementa el coste de los negocios y actividades empresariales, ya que hay que sumar el precio de los propios desembolsos ilícitos, el coste del manejo de las negociaciones  con los cargos públicos y el riesgo de incumplimiento de los acuerdos o de detección; en contra de los que muchos piensan de los sobornos (como agilizadores de los pasos), en realidad sólo llevan a inducir a los cargos públicos a inventar nuevas reglas y retrasos para fortalecer, de nuevo, a sobornos y así sucesivamente.
La corrupción en el sector público aparece al desviarse las inversiones del sector público a proyectos de capital en los que vuelven a aparecer sobornos y mordidas y todo es más importante. Los funcionarios suelen allanar u ocultar el camino que enlentecen las inversiones públicas. La corrupción también hace descender el cumplimiento de las regulaciones con la construcción, el medio ambiente u otras, reduce la calidad de los servicios e infraestructuras gubernamentales e incrementando las presiones presupuestarias sobre el gobierno.
EFECTOS MEDIOAMBIENTALES Y SOCIALES.
La corrupción afecta a la destrucción de nuestro medio ambiente. Los países corruptos pueden tener formalmente una legislación destinada a proteger el medio, pero no puede ser ejecutada si los encargados de que se cumpla son fácilmente sobornados. Es lo mismo que les ocurre a la defensa  los derechos sociales, la protección laboral, el mundo de los sindicatos y la prevención del trabajo infantil.
EFECTO SOBRE LA AYUDA HUMANITARIA.
A la ayuda humanitaria también le afecta la corrupción. La escala de la ayuda humanitaria ha aumentado en las regiones pobres e inestables. Es un sector muy vulnerable y los factores de ayuda están sometidos a mayor riesgo.
La ayuda humanitaria puede ser desviada de su punto final, de manera directa e indirecta; físicamente o indirectamente y lo hacen a través de la manipulación de las evaluaciones de necesidades, el registro y distribución para favorecer a ciertos grupos o individuos.
En la corrupción humanitaria se producen, también, desviaciones, beneficios, mordidas, favoritismos.
MÁS EFECTOS.
La corrupción no es específica de los países pobre, en desarrollo, transición o de los más boyantes. El soborno y los desembolsos”debajo de la mesa” son, siempre, uno de las formas de corrupción más común.
Ni las ONGs ni mucho menos las organizaciones religiosas no se libran de la corrupción.
CORRUPCIÓN Y TRANSPARENCIA.
Uno de los organismos internacionales que monitoriza el nivel de corrupción y transparencia en 180 estados del mundo es Transparencia Internacional y su sede está en Berlín que todos los años presenta un informe anual.

¿POR QUÉ HAY TANTA CORRUPCIÓN EN ESPAÑA?
Víctor Lafuente Giné escribía ---ya en marzo del 2009--en El País un muy buen artículo que reflexionaba sobre el por qué de tanta corrupción en nuestro país. En resumen explica que la principal causa es el alto número de cargos de designación políticas en todas las instituciones….lo que, como viene a explicar, genera una serie de redes clientelares que viven de que su partido gane las elecciones.
Países como Francia, Italia, Portugal o España llevan años mostrando niveles de corrupción y de calidad de gobierno más parecidos a los de países autoritarios en vía de desarrollo que a los propios de democracias capitalistas avanzadas con décadas de pertenencia a la OCDE.
La primera tentación que hay que evitar es afirmar que la corrupción está en “nuestra cultura”. Los países desarrollan “malas” culturas—o culturas donde predomina la desconfianza social-como consecuencia de unos elevados niveles de de corrupción.
Una segunda tentación a  evitar es el impulso legalista, con mucho arraigo en España, uno de los países del mundo con una mayor proporción de abogados en sus administraciones….por ejemplo, el Tribunal de Cuentas en un informe sobre corrupción local, lo que explicaría la misma en España sería “la falta de regulación” que “per mite un margen de discrecionalidad, no siempre acorde con interés público”.

Comparar la actitud de nuestro tribunal de cuentas con sus equivalentes nórdicos es de contraste. En ellos en lugar de artículos con detallados procedimientos, encontramos simplemente alguna presentación de PowerPoint, señalando que el objetivo es evitar una “deficiente contabilidad”, dejando discreción casi absoluta a los auditores públicos sobre cómo llevar a cabo su labor de financiación.

Las causas de corrupción no hay que buscarlas en una “mala cultura” o en una regulación insuficiente, sino en la politización de las instrucciones públicas. Las administraciones más proclives a la corrupción son aquellas con un mayor número de empleados* públicos que deben su cargo s un nombramiento político. Y aquí, el contraste entre España y los países europeos con niveles bajos de corrupción es significativo. En una ciudad europea puede haber, incluyendo al alcalde, dos o tres personas cuyo sueldo depende de que el partido X gane las elecciones. En España, el partido que controla un gobierno local puede nombrar multitud de altos cargos y asesores….y tejer una red de agencias y fundaciones con plena discreción en política personal. En total en una ciudad media española puede haber cientos de personas cuyos salarios dependen de que el partido X gane las elecciones.
 Esto genera diversos incentivos perversos para la corrupción. Los empleados públicos con un horizonte laboral “afligido”por la incertidumbre de las próximas elecciones son más propensos a aceptar o a solicitar sobornos a cambio de tratos de favor que los empleados públicos con un contrato estable.  En segundo lugar, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría del mundo occidental, donde los funcionarios están forzados a tomar decisiones junto a la sospecha de trato de favor, en España toda la cadena de decisión una política pública está en manos de personas que comparten un objetivo común: GANAR LAS ELECCIONES. Esto hace que se toleren y toleren con más facilidad comportamientos ilícitos y tentaciones para otorgar tratos de favor a cambio de financiación ilegal para el partido sean también más elevadas.
Y Víctor se pregunta qué puede o podemos hacer para reducir esta politización. La experiencia de otros países resulta ilustrativa: entre finales  del siglo XIX y principios del XX muchas ciudades de Estados Unidos presentaban unos niveles de politización y corrupción tan estratosféricos como los reflejados  en el película Gangs of New York—donde el gobierno de la ciudad aparece atrapado y capturado por redes clientelares e incluso criminales--. Unos años después, la extensa politización de las administraciones locales, descendieron de forma drástica a reformas gracias a reformas institucionales  como la  sustitución del tipo de gobierno, ese que predomina en España en el cual un solo cargo electo, el alcalde y su mayoría de gobierno acumula mucho poder. En esta nueva forma de gobierno, los cargos electos retienen la capacidad legislativa, pero el poder ejecutivo pasa a manos de un directivo profesional nombrado por una mayoría cualificada de concejales y por un periodo de tiempo no coincidente con el ciclo electoral, reduciendo así el grado de dependencia política. Este tipo de gobierno o variantes del mismo ha sido adoptado en las administraciones locales de  los países occidentales que presentan menores niveles de corrupción. El partido que gana  las elecciones tienes las “manos atadas” a la hora de hacer nombramientos, porque existe un directivo profesional que gestiona la organización administrativa, o debe llegar a amplios acuerdos con otras fuerzas políticas, incluyendo a la oposición, para nombrar cargos públicos. Se trata de buscar mecanismos institucionales para que se  seleccionen empleados públicos cuya continuidad en el cargo dependa de su competencia o mérito y no de su lealtad política. Es importante el nivel de competencia de los empleados no es sinónimo de lo que tradicionalmente se interpreta como sistema de mérito en España ; es decir unos funcionarios seleccionados mediante oposiciones y con una plaza “ en propiedad” de por vida, con independencia de su rendimiento.
No es necesario tener una administración  repleta de funcionarios para reducirla corrupción.
Los dos países menos corruptos del mundo en 2008, Suecia y Nueva Zelanda, eliminaron hace años el estatus funcionarial para la gran mayoría de sus empleados públicos que en la actualidad se rigen por la misma legislación laboral que cualquier trabajador del sector privado.
Pero, podemos aspirar en España a unas administraciones más flexibles y menos corruptas? El principal obstáculo para ello es que aquí el debate público está atrapado entre dos visiones antagónicas e indeseables. Los partidos políticos que, amparándose en la rigidez tradicional de la administración pública, han fomentado instituciones que permiten una alta politización de la administración y, por tanto, generan corrupción.
Los representantes de los cuerpos de funcionarios que abogan por el mantenimiento de un sistema de empleados públicos inamovibles. Quien obviamente paga las ineficiencias derivadas de la politización y de la rigidez administrativa son los ciudadanos.
Aunque todo esto nos parezca irreversible, la experiencia de otros debe infundirnos optimismo. Activistas como Richard Childs iniciaron su improbable lucha contra la politización y la corrupción que asolaban la mayoría de niveles administrativos en Estados Unidos hace ya más de un siglo, se enfrentaron a redes clientelares cuyo poder parecía inexpugnable. Sin embargo, triunfaron porque fueron capaces de movilizar los intereses de aquellos que en última instancia generaban la riqueza del país, convenciéndolos de que ésta se estaba malgastando no con malas políticas públicas, sino con malos políticas, o mejor dicho, con la pervivencia de malas instituciones utilizadas por los políticos para sostener sus redes clientelares.
¿Podrá alguien en España movilizar esos intereses?
Víctor Lapuente Giné, es profesor de Ciencia Política en el Quality Government Institute de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) .
En otras secuencias, de artículos más ampliados,  analizaremos algunos de los  más sonaros casos .

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