domingo, 18 de marzo de 2012

MSF en el mundo, una tirita....

"Médicos sin Fronteras es como una tirita para los problemas del mundo"

MILAGROS FONT JIMÉNEZ DELEGADA DE MÉDICOS SIN FRONTERAS EN CANARIAS
Fuente: eldia.es/ G. MAESTRE, S/C de Tenerife
Trabaja desde 1994 en Médicos Sin Fronteras, fundamentalmente en proyectos en África, y acaba de hacerse cargo de la delegación de la ONG en Canarias. Milagros Font asegura que lejos de disminuir, la organización a la que pertenece tiene cada vez más frentes abiertos y más países que necesitan de su apoyo para garantizar una asistencia sanitaria básica a la población.
-Médicos Sin Fronteras es una de las ONG con mayor trayectoria y también de las más respetadas...
-Sí, de hecho este año cumplimos 40 años y por ello tendremos una exposición en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, además de charlas y proyecciones, sobre todo en el entorno universitario. No obstante, pensamos que ojalá no cumplamos muchos más, porque eso significaría que ya no hay tanta gente que necesita que les ayudamos. Sin embargo, la perspectiva es todo lo contrario, porque hay muchos problemas y cada vez hay más. Por eso cuando me preguntan por Médicos Sin Fronteras, por quiénes somos y qué hacemos, yo siempre digo que somos algo así como un tirita para los problemas enormes que hay en el mundo. Hacemos lo que podemos, porque nuestra intención no es cambiar el mundo, sino que la gente a la que ayudamos pueda llegar a mañana y decidir por sí misma qué es lo que quiere para su vida, y eso es muy difícil.
-A grandes rasgos, ¿Cómo describiría a Médicos Sin Fronteras y su labor?
-Es una organización creada en 1971 por un grupo de médicos y de periodistas. La crearon porque habían estado trabajando con otros grupos en la guerra de Biafra y la Cruz Roja no les dejó hablar de lo que estaba sucediendo en Nigeria, porque consideraban (y lo siguen haciendo) que así se preserva su neutralidad, sobre todo en los conflictos armados. Estos médicos pensaron que no podía ser que un genocidio como el que se estaba produciendo en aquel momento lo desconociera el mundo. Eso, sumado a que otro grupo de médicos -que estaba trabajando en lo que ahora es Bangladesh debido a unas grandes inundaciones-, vio que no se estaba dando la respuesta que se necesitaba, decidieron crear una nueva organización que respondiese de forma eficiente a las necesidades sanitarias de la población durante los conflictos armados o tras desastres naturales y que, al mismo tiempo, diese testimonio e información sobre lo que estaba pasando en muchas zonas del mundo. Juntando esas dos ideas nació Médicos Sin Fronteras en Francia. En España se creó en 1986 y, al principio, trabajó fundamentalmente en Sudamérica pero luego ya nos hemos expandido, sobre todo en África.
-¿Cuál es su principal labor?
-Tenemos trabajo en lo relacionado con las enfermedades olvidadas, que son aquellas para las que no hay diagnóstico o tratamiento para los enfermos. Hablamos de enfermedades que no están siendo investigadas por las empresas farmacéuticas porque no son rentables, ya que quienes las sufren son personas pobres. Me refiero al mal de chagas, la enfermedad del sueño... Además, hay otras enfermedades como la malaria y el sida que están olvidadas a nivel pediátrico, porque estos enfermos no se encuentran en los países ricos y, por lo tanto, los medicamentos no están en forma de jarabe o no existen dosis infantiles.
-¿Cómo priorizan los proyectos?, porque, por lo que dicen, no pueden abarcar todas las necesidades que existen...
-Trabajamos en 65 países y una de las características que nos definen es que somos nosotros los que evaluamos las necesidades. Por ejemplo, estamos en casi todos los conflictos armados; bueno, en los que nos dejan, porque ahora mismo no nos lo permiten en Siria, por ejemplo. También estamos presentes en aquellos países en los que las estructuras de salud no están demasiado desarrolladas. Lo que nos está sucediendo como consecuencia de la crisis es que, programas que han sido cubiertos hasta ahora por los ministerios de cada país, como por ejemplo los de vacunación, ahora mismo nos encontramos con que tenemos que cubrirlos nosotros porque está fallando la financiación. Por otro lado, en el año 2000 se creó el Fondo Global contra la Malaria, la Tuberculosis y el Sida, que ha funcionado muy bien y que ha permitido tratar a mucha gente. Lo que estamos viendo es que los países están dejando de hacer sus aportaciones y quizás gente que está siendo tratada, por ejemplo, del sida, pueda dejar de estarlo porque no hay financiación para eso. Es preocupante.
Socios comprometidos
-Pero, ¿cómo les está afectando la crisis?, ¿Tienen problemas de financiación?
-La verdad es que a Médicos Sin Fronteras la crisis no le está afectando tanto porque la mayor parte de nuestros fondos son privados. Nuestros socios siguen apoyándonos, así que estamos en todos los continentes, aunque en África hay más países y los proyectos son más grandes, pero también estamos en Afganistán, Irán, Sri Lanka, China, Bolivia, Brasil, Colombia...
-¿La realidad de África sigue permaneciendo oculta para el mundo desarrollado?
- Uno de los caballos de batalla de Médicos Sin Fronteras es volver a sacar a la luz estos conflictos que han estado durante una temporada en los medios y ya no tienen repercusión. Un ejemplo es Somalia y el Cuerno de África. Hace un año todo el mundo hablaba de eso y ahora mismo no forma parte de ninguna conversación, y eso que la situación está igual o peor. Lo que intentamos hacer es poner a muchos de estos países de nuevo en el candelero. Somalia lleva más de 20 en guerra y cuando nos llega algo aquí es por los piratas. Otro ejemplo es el de la República Democrática del Congo, donde la violencia sexual se ha convertido en arma de guerra y una táctica más de las diferentes fuerzas armadas. También en la República Centroafricana, donde los indicadores de salud son los peores.

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