sábado, 3 de marzo de 2012

Desesperación: Así viven los sirios en la castigada ciudad de Homs

No hay comunicación, electricidad, alimentos y falta el agua en barrios como Baba Amro e Inchaat, donde ni siquiera la Media Luna Roja y la Cruz Roja pueden ingresar. Piden un cese al fuego, que no se ha producido desde el 3 de febrero, cuando se inició la ofensiva del régimen.
"Los barrios de Baba Amro e Inchaat están al borde de la muerte y no deja de aumentar el desamparo de sus habitantes", advirtieron, este lunes por internet, los miembros del Consejo Revolucionario de Homs, conocida como la "capital de la revolución" contra Bashar Al Assad.
Esos 2 barrios rebeldes y vecinos, en el suroeste de la castigada ciudad siria, están particularmente expuestos a la ofensiva lanzada por el régimen desde el 3 de febrero. Incluso, la Media Luna Roja Siria, que junto al Comité Internacional de la Cruz Roja en otras partes de la ciudad distribuye ayuda (alimentos, cobertores, ayuda médica de urgencia, botiquines de higiene), ni siquiera puede entrar en esos barrios.
Nadie sabe cuántos habitantes, de los 20.000 que tenía Baba Amro antes de la ofensiva, siguen ahora en el barrio. Los residentes que se quedaron están escondidos, para escapar a los bombardeos de artillería pesada y a los combates entre los grupos armados afiliados al ejército Sirio Libre y el ejército regular.
"Baba Amro es uno de los 2 barrios de Homs en los que la situación es más crítica. No hay comunicación, no hay electricidad, no hay alimentos que lleguen ahí. Además, falta el agua", precisa Abou Adham, sirio originario de Homs establecido en el extranjero. "Cada vez es más difícil atender a los heridos", añade.
NO HAY CESE AL FUEGO
El lunes, la Media Luna Roja logró sacar a 3 heridos de Baba Amro; el viernes, la organización escoltó a 7 lesionados hasta el hospital de Al Amin, contiguo al barrio rebelde. Las operaciones están limitadas por los combates, pero tanto la Media Luna Roja como el CICR quisieran multiplicarlas.
"Para ello seguimos exigiendo un cese al fuego con fines asistenciales de por lo menos 2 horas al día", explica Saleh Dabbakeh, vocero del CICR en Damasco.
Los 2 periodistas heridos que ahí se encuentran, Edith Bouvier y Paul Conroy, no habían podido ser trasladados el lunes, como tampoco los cuerpos de Marie Colvin y Rémy Ochlik (en la foto), los profesionales muertos el 22 de febrero.
CLÍNICA EN UN DEPARTAMENTO
Jacques Bérès, de 71 años, cirujano y uno de los fundadores de la organización civil Médicos sin Fronteras, estuvo en una misión en Inchaat, barrio asediado por el ejército.
A su regreso a París, reveló "las difíciles condiciones de operación, especialmente debido a la deficiente iluminación y a los cortes de corriente".
En su viaje, del 8 al 24 de febrero, en el poblado de Qussair y después en Homs, el médico se enfrentó cada día a nuevos heridos, "civiles en su mayoría, ancianos, mujeres y niños".
La clínica –añadió Bérès- "tuvo que instalarse en un departamento privado, pues la gente no quería ir al hospital, donde puede ser arrestada y torturada".
Además, se ha vuelto imposible el traslado de los heridos más graves, que antes eran llevados al Líbano.
Bérès, que viajó clandestinamente a Siria a iniciativa de la organización Francia-Siria Democracia y de la Unión de Asociaciones Musulmanas de Sena-Saint Denis, contó que en el barrio "el agua, la electricidad y el combustible son los artículos que más faltan. Ya no hay agua embotellada, sólo jugos de fruta y té. No oí hablar de casos de falta de alimentos, pero la gente se nutre de pan, de arroz y de mandarinas". Son raras las panaderías que mantienen abiertas sus puertas.
"La ayuda civil es muy necesaria pero no es de hambre o por enfermedad que están muriendo en Homs", insiste el médico. "La gente muere por las balas y los obuses lanzados por el ejército y los francotiradores".
La tregua que exige el CICR permitiría también abastecer a Baba Amro y a Inchaat de alimentos y de asistencia médica. Sin embargo, mientras la atención de los medios se concentra en Homs, los militantes se inquietan porque pasa casi inadvertida la represión en curso en otras ciudades, como Hama, Deraa y Idlib

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