miércoles, 7 de marzo de 2012

Empoderar y dignificar

FUENTE: PRENSA LIBRE/ POR ILEANA ALAMILLA
Banrural, que reporta bajísima mora en créditos a mujeres, coincide con la FAO, que sostiene que las organizaciones rurales fuertes como las agrupaciones de productores y las cooperativas son cruciales para reducir el hambre y la pobreza y considera a las mujeres como sujetas de la economía. Ellas forman el 43% de esas entidades, pero trabajan en condiciones de dramática desigualdad. La publicación Buenas Prácticas en la creación de Instituciones Rurales para aumentar la Seguridad Alimentaria, presentada por la FAO y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (Fida),
señala que existe la necesidad de reconocer ese tipo de trabajo para optimizar los esfuerzos de reducción de la pobreza y mejora de la seguridad alimentaria.
El acceso a mercados locales, a la información, a la propiedad y a los recursos naturales son elementos fundamentales para que las mujeres hayan logrado resultados positivos en su trabajo agrícola, dice el citado informe que llama a quienes hacen políticas públicas rurales y diseñan programas de lucha contra la pobreza a tomar en cuenta esas revelaciones que han ayudado a superar en muchas partes del mundo la inseguridad alimentaria y elevar la calidad de vida de las familias.
En coherencia con esa innegable realidad, los mensajes de Michelle Bachelet, directora Ejecutiva de ONU Mujeres, y de Babatunde Osotimehin, director ejecutivo del UNFPA, con ocasión de la celebración del Día Internacional de la Mujer, están centrados en su empoderamiento económico como estrategia para eliminar el hambre y la pobreza. Esto sin desconocer el rosario de problemas que las aquejan, pero que están ligados a esta situación.
Aquí ya se sabe que la pobreza es principalmente rural, que las mujeres son las más pobres entre los pobres, especialmente las indígenas. Sus limitaciones económicas repercuten en su estado de salud, en el de sus descendientes y en el de la familia, y, por ende, en el país. La falta de educación las encadena al círculo de la miseria; la ausencia de información las coloca en certeros riesgos de muerte materna, y la falta de oportunidades les imposibilita conquistar una vida digna.
En ningún ámbito son las disparidades y los obstáculos más importantes para las mujeres y las niñas que en las áreas rurales, ellas representan una de cada cuatro personas en el mundo. Trabajan largas horas con poco o ningún salario y producen una gran proporción de los alimentos que se cosechan, especialmente en la agricultura de subsistencia. Son agricultoras, empresarias y líderes, y sus contribuciones mantienen a sus familias, sus comunidades, sus naciones y a todos nosotros, dice el mensaje de Bachelet.
En el pacto Hambre Cero las políticas y programas que se impulsen deben considerar a las mujeres como actoras estratégicas en el combate de la desnutrición crónica y la pobreza, pues ya está más que discutido que no solo se deben buscar paliativos, sino soluciones integrales para esas enormes cantidades de personas que han sido condenadas a la miseria. El empoderamiento económico de las mujeres debe ser la prioridad para empezar a dignificar sus vidas.


No hay comentarios:

Publicar un comentario